(NOTA IMPORTANTE: ESTE ARTÍCULO CONTIENE ALGUNOS "SPOILERS" DE LA PELÍCULA. Los he tratado de camuflar en un color lo más cercano posible al del fondo de la plantilla, pero aún así son legibles mientras se carga la página. Los que no hayáis visto la película, es mejor que os abstengáis de leer este post.)
La semana pasada me compré la edición en dos discos de la película La guerra de los mundos, la revisión del clásico de ciencia-ficción de H.G. Wells realizada por Steven Spielberg. Ya la había visto cuando se estrenó en cines (fui con mis compañeros del ya recuperado Espacio Japón), pero me apetecía tenerla en DVD.
Spielberg traslada este argumento a los Estados Unidos y coloca en el papel protagonista a Ray Ferrier (Tom Cruise), un descargador de puerto, que al contrario de lo habitual en esta clase de películas, no se convierte en el típico héroe salvador de la humanidad. Desde que aparece la primera máquina invasora, su única preocupación es protegerse a sí mismo y a sus dos hijos, Robbie (Justin Chatwin) y Rachel (Dakota Fanning) del implacable exterminio llevado a cabo por los alienígenas.
La película tiene dos fallos garrafales, uno al principio y otro al final. Por una parte, la forma en que las máquinas de guerra invasoras, los Trípodes, hacen su aparición. En la novela original, los marcianos llegaban a la Tierra en una especie de cilindros disparados por un gigantesco cañón desde el planeta rojo, y allí mismo, antes de salir de los cilindros, armaban sus Trípodes y se preparaban para iniciar la carnicería. Aquí, en cambio, se ha buscado la originalidad y apartarse de los tópicos habituales en las películas del género, lo que es de agradecer, pero la solución por la que se ha optado (los Trípodes surgen de dentro de la tierra, donde se supone que llevaban miles de años enterrados), aunque en la pantalla resulta espectacular, no se sostiene por ningún sitio.
Por otra parte, la forma en que los invasores son vencidos. Aquí se respeta escrupulosamente la novela original, lo cual tiene sus puntos a favor y en contra. A favor, porque seguramente todo el mundo se le habría echado encima a Spielberg si hubiera variado el final de la novela. En contra, porque si se supone que los alienígenas han venido anteriormente a la Tierra para enterrar sus máquinas, ya deberían haber sufrido los efectos de las bacterias patógenas que frustran su invasión. Además, es de suponer que una civilización tan avanzada se habrá tomado la molestia de analizar previamente la atmósfera terrestre para verificar que no contiene nada que pueda dañarles. Pero lo peor de todo es ese "happy ending", el reencuentro con la familia en una casa que parece ser la única en todo Boston que no ha sufrido daños... y la milagrosa reaparición de Robbie, al que todos dábamos por muerto. Esto es lo que verdaderamente arruina una película que, por lo demás, es impecable.
La película, aparte estos fallos, mantiene la tensión desde el principio hasta el final, y más que en las escenas de destrucción indiscriminada y en los efectos especiales (que son excelentes, por otra parte), se centra en los personajes, en su evolución a lo largo de la odisea que tienen que sufrir y en las relaciones, no siempre cordiales, entre ellos. Hay momentos de verdadero terror y angustia (la tormenta electromagnética y la destructora aparición del primer Trípode, la caída del avión sobre la casa donde se refugian los protagonistas, la turba que asalta violentamente el coche donde viajan -único vehículo que parece funcionar-, la aparición de los Trípodes en la noche mientras la gente trata de huir en el transbordador, los cadáveres arrastrados por la corriente del río, el uso que los invasores hacen de la sangre humana), mezclados con alguna otra secuencia, pretendidamente de suspense, pero que no resulta tan efectiva (la escena en el sótano, primero con el tentáculo - sonda que busca supervivientes humanos, y luego con los propios alienígenas bajando a la caza y captura de víctimas).
Las máquinas de guerra alienígenas, los Trípodes, dan auténtico pavor. Se acercan mucho a la descripción que Wells hace de ellos en la novela original, pero además tienen un aspecto como de seres vivos que los hace aún más aterradores. Son máquinas tripuladas, pero se mueven como si estuvieran vivas, avanzan rápidamente y aniquilan con su rayo desintegrador todo aquello que encuentran a su paso. Y el sonido que emiten antes de atacar o para llamarse unos a otros, una especie de sirena de barco, pone los pelos de punta. Las apariciones de los Trípodes en la película son escasas y están sabiamente dosificadas. Hacen acto de presencia en los momentos justos en los que tienen que salir, y no más de lo estrictamente necesario. Además, la mayoría de sus apariciones son nocturnas, y la potente iluminación de los faros con los que enfocan a sus víctimas los hace aún más amenazadores. Con todo esto se multiplica la sensación de pánico e indefensión que tan aterradoras máquinas provocan cada vez que hacen acto de presencia, sensación que el espectador llega a compartir plenamente con los infortunados supervivientes.
El diseño de los alienígenas también resulta sorprendente, ya que se parecen mucho a las máquinas que manejan. Esto tiene su lógica (también nuestros propios robots tienen formas humanoides), y se puede considerar un acierto, aunque personalmente yo habría preferido ver en acción a los monstruosos "pulpos" marcianos de la novela original. Además, estos alienígenas tienen algo que no me termina de convencer, y es que recuerdan bastante, sobre todo en la forma de su cabeza, a los de Independence Day.
En cuanto a los actores, correctos Tom Cruise y Justin Chatwin (la verdad es que su personaje llega a hacerse algo odioso), y genial la pequeña Dakota Fanning, la actriz juvenil más prometedora de los últimos años, a la que todos auguran un excelente futuro, y que aquí se come con patatas a la superestrella, con su interpretación de una niña claustrofóbica en cuyos ojos se lee a la perfección el infinito terror y angustia causados por lo que está sucediendo a su alrededor.
Lástima de ese edulcorado final que estropea lo que en conjunto es un buen trabajo, una película de invasiones marcianas mucho más realista y convincente que otros títulos de más renombre y espectacularidad que todos conocemos.