Urashima vivía en una humilde cabaña con su anciana madre, a la que cuidaba con gran cariño. Gran parte del pescado que capturaba en sus salidas al mar, en lugar de venderlo, se lo daba a ella para que pudiera comer. Por eso se esforzaba siempre en pescar todo lo que pudiera y se sentía muy preocupado cuando la pesca era escasa, como le sucedía últimamente.
Cierto día en que Urashima regresaba a casa con las manos vacías, muy afligido por no haber logrado capturar ni un sólo pez y preocupado por no poder darle nada a su madre, le ocurrió una cosa maravillosa. Mientras caminaba por la playa, se encontró de repente con un grupo de pilluelos que estaban maltratando a una pequeña e indefensa tortuga. Le daban patadas, la ponían del revés sobre su concha, e incluso uno de ellos empezó a darle golpes con una vara.
Urashima, sintendo lástima de la tortuga, rogo a los niños que la dejaran en paz y le permitieran devolverla al mar. Pero los niños se negaron.
"¿Devolverla al mar, dices? ¡De eso nada! Esta tortuga la venderemos en el mercado del pueblo".
"En ese caso, vendédmela a mi", respondió Tarô. "No tengo dinero, pero os puedo dar mi camisa a cambio".
Los niños aceptaron el trato, considerando que una camisa vieja y harapienta era mejor que nada, y le entregaron la tortuga a Urashima. Éste la llevó al mar y la puso inmediatamente en libertad. La tortuga, antes de marcharse, asomó la cabeza por encima de la superficie del agua y saludó a Urashima con una reverencia en señal de agradecimiento.
Tras liberar a la tortuga, Urashima regresó a su casa, con las manos vacías pero contento por la buena acción que había realizado.
"Lo siento, madre", fue lo primero que dijo al entrar en casa, "hoy tampoco he podido pescar ni un sólo pez. Y además he tenido que darle mi camisa a unos niños para que dejaran de maltratar a una tortuga."
"Tranquilo", respondió la anciana, "has hecho lo que debías. No te preocupes por no haber podido traerme nada de comer".
"Mañana será muy distinto, seguro que conseguiré pescar muchos peces".
Al día siguiente, Urashima se hizo a la mar en su barca desde antes de que saliera el sol, pero tampoco en esta ocasión consiguió pescar ni un sólo pez. No obstante, en un momento dado, notó que el hilo de su caña se tensaba repentinamente. Al cabo de un momento, apareció sobre el agua la cabeza de la tortuga a la que había salvado el día anterior.
"Tarô Urashima, te ruego que subas a mi espalda", habló la tortuga.
"¿Cómo voy a subirme a tu espalda, con lo pequeña que eres?", respondió Tarô.
Tú no te preocupes y súbete a mi espalda", insistió la tortuga. Y Urashima se decidió a hacer lo que el animal le pedía, y con gran sorpresa suya, al poner los pies sobre el caparazón de la tortuga, ésta se hizo mucho más grande, de forma que podía transportar al pescador con holgura.
Nada más sentarse sobre el caparazón de la tortuga, Urashima se vio envuelto en un profundo y agradable sueño.
Al despertar, Urashima comprobó que se encontraba en un lugar totalmente desconocido. La tortuga le había transportado por las profundidades del mar hasta el maravilloso Palacio del Dragón (Ryûgû-jô). Frente a él, una hermosa princesa (otohime) le saludó.
"Tarô Urashima, espero que hayas tenido un buen viaje y que hayas descansado bien", le dijo la princesa, con voz dulce, mientras le tomaba de la mano. "Yo soy aquella tortuga a la que ayudaste ayer. Siempre que quiero salir al mundo de la superficie, tengo que cambiar de forma. Me convertí en una tortuga y sali al exterior, y tuve la mala suerte de ser capturada por aquellos niños. Seguramente me habrían matado de no haber sido por ti, y quiero darte las gracias por haberme salvado. En agradecimiento, te mostraré las maravillas del Palacio del Dragón. Te ruego que te quedes aquí para siempre."
Y así lo hizo. La princesa sentó a Urashima en una magnífica silla y le ofreció un espléndido banquete, con los manjares más exquisitos que el buen pescador había probado nunca. Después le tomó de la mano y le mostró hasta el último rincón del Palacio submarino del Dragón, un lugar de ensueño repleto de las maravillas más inimaginables.
Urashima pasó tres largos años en el Palacio del Dragón, disfrutando de los más deliciosos banquetes y de la amabilidad de su anfitriona, la princesa, y sus sirvientes. Pero, aunque allí se encontraba muy a gusto, llegó un momento en el que sintió preocupación por su anciana madre, y rogó a la princesa que le permitiera volver al exterior, ya que temía ser castigado por los dioses si no lo hacía.
La princesa aceptó, y como regalo de despedida, le ofreció a Urashima tres preciosas cajitas enjoyadas, montadas una sobre la otra. A continuación, volvió a convertirse en tortuga para transportar a Urashima, que de nuevo iba dormido sobre su caparazón, hasta la playa.
Al recobrar el conocimiento, Urashima se encaminó hasta su humilde cabaña, y cuál no sería su sorpresa cuando comprobó que de ella sólo quedaban en pie algunas vigas podridas y mohosas, como si hubieran llevado ahí centenares de años. Pero no era sólo eso lo que había cambiado, su aldea también estaba completamente distinta y nadie parecía reconocerle.
Urashima, totalmente desorientado y confuso, se acercó a un monje para preguntarle qué había sucedido durante su ausencia, y éste pensó que Urashima le estaba gastando una broma y no quiso creerle cuando le dijo su nombre. El monje le explicó que hace trescientos años había vivido en aquella aldea cierto pescador llamado Tarô Urashima, pero que un día desapareció en el mar mientras pescaba, y nadie volvió a saber nada de él. Se le había dado por muerto e incluso tenía su tumba erigida en el cementerio de la aldea.
Naturalmente, Urashima se encaminó rápidamente a comprobar las palabras del monje, y quedó totalmente abatido al ver que eran ciertas. Se dio cuenta de lo que había ocurrido y al momento le invadió una profunda tristeza. No eran tres años los que había pasado en el Palacio del Dragón como él creía, sino trescientos: un año allí equivalía a cien años en el mundo exterior.
Desolado, Urashima regresó a la playa sin saber qué hacer. En ese momento reparó en que aún conservaba en su poder las tres cajas enjoyadas que le había entregado la princesa, y decidió abrirlas para ver su contenido.
La primera cajita contenía unas blancas alas de grulla. De la segunda salió una espesa columna de humo blanco. Y en la tercera había un espejo, en el que Urashima pudo ver reflejada su propia imagen, la de un anciano de larga barba blanca, en cuya espalda nacía un par de blancas alas.
Gracias a aquellas alas, el anciano Urashima, convertido en una grulla, pudo volar y surcar los cielos libremente.En primer lugar se dirigió hasta el lugar donde estaba su tumba, y la sobrevoló tres veces. Y después se adentró en el mar, y allí pudo ver a una gran tortuga que emergía a la superficie.
Quizás esa tortuga fuera la princesa... "
Este que os acabo de narrar es uno de los más conocidos y representativos cuentos tradicionales japoneses. Espero que me disculpéis la torpeza y las posibles (y de hecho más que probables) inexactitudes de mi traducción. Narrar cuentos no es precisamente lo mío, y además no he tenido más remedio que tomarme algunas licencias en ciertos párrafos en los que no he llegado a entender del todo el significado exacto del original en japonés, aunque estas licencias de todos modos no afectan en ningún caso al desarrollo de la historia.
Quizás esta historia os resulte familiar a los que hayáis leído el cuento de Rip van Winkle, de Washington Irving (el autor de Sleepy Hollow), con el que guarda asombrosas similitudes: un personaje sencillo y humilde viaja por casualidad a un mundo maravilloso en el que el tiempo transcurre mucho más rápido, y al volver acaba convertido en un anciano. No obstante, el cuento de Irving tiene un tono bastante desenfadado y es mucho más amable en su final, ya que en el caso de Rip van Winkle, su ausencia no ha durado trescientos años, sino sólo veinte o treinta, lo que permite al protagonista reencontrarse con su familia, que sí le reconoce... además de con unos cambios decisivos en su país, que de ser una colonia sometida a la autoridad de la monarquía británica ha pasado durante su ausencia a convertirse en una República independiente.
Por lo demás, existen diversas versiones de este cuento, y algunas de ellas tienen un final bastante más amargo: la princesa le entrega a Urashima una sola caja, en vez de tres, y además le advierte que no la abra nunca, bajo ningún concepto. Y al abrir la caja, que contiene su verdadera edad de más de trescientos años, Taro se convierte en un anciano decrépito y poco después fallece. No os extrañéis de esto, ya que no es nada raro que los cuentos infantiles japoneses tengan un final triste, incluso injusto para el protagonista.
Bueno, ¿qué me decís? ¿Os ha gustado la historia? Si el tema os interesa, en próximos posts os contaré más cuentos tradicionales japoneses, todos ellos repletos de personajes fascinantes, humildes leñadores y carpinteros, hermosas princesas, astutos tanukis y zorros con sus habilidades para cambiar de forma a voluntad, niños nacidos de melocotones, encantadores abuelitos y abuelitas, terribles y vengativos demonios y ogros... ¡merecen la pena!
27 Comments:
Mira, este es el primer cuento popular japones que recuerdo haber leido impreso, cuado era un criajo que vivia al pie del Pirineo aragones (soy cántabro, pero me crie alli por razones familiares).
Recuerdo que me pareció muuuy injusto. me gusto mas la historia de Momotaro y sus amigos luchando contra el rey oni.
Por cierto, Stan Sakai ha realizado unaversion protagonizada por "Momo-Usagi Taro" :P Y es divertida. Eso si, que racano es con los pasteles, por todos los kami! :P
Vamos, ami me ha gustado mucho. Y me gustaria vover a leer un cuento donde sale un antiguo samurai metido a monje mendicante que se enfrenta a unos rokurokubi (todo el dia colgando con la cabeza de la tunica, anda que...)
Yo creo que este blog se mereceria al menos un cuento al mes ;)
Por cierto, he sido prime! yujuuu! :D
¡Pues yo soy la segunda! xD
Bueno, en cuanto al cuento en sí, ahora que me lo he leido más detenidamente, me ha parecido muy interesante; de hecho me quedado con la curiosidad de saber qué pasaría en el final... Lo que hay en el post, no niego que me ha agradado, aunque al mismo tiempo lo he encontrado bastante triste, pero en líneas generales, es un cuento muy bonito y muy mágico.
En resumen; que me sumo a Usagi en que tendrías que postear cuentos tradicionales japoneses con una cierta frecuencia, además yo en lo personal, este ha sido el primero que he leido ^^U
Ahh, es casi igual que otro cuento que leia yo de pequeña que se llama "La belleza de la vida". No hay forma de encontrarlo por ningún lado, así que os lo cuento aquí brevemente... Me está quedando un comentario monstruoso, lo voy a escribir en el blog:
http://cmkudasai.blogspot.com/2007
/03/la-belleza-de-la-vida.html
lo único que esta historia mía es más triste, y tiene más moraleja. Casi me gusta más la versión japonesa, snif.
Los cuentos orientales suelen ser muy interesantes, es una idea muy buena que los des a conocer :-)
¡Ah, yo este cuento ya lo habia leido! El fastidio es que no recuerdo dónde ^^U Estaba convencida de que era de un libro sobre relatos orientales, pero acabo de buscarlo ahi y no está, es un fastidio porque queria compararlo. Creo que la version que yo lei era la de una sola caja, a ver si logro acordarme de dónde la saqué...
Y eso de relatos infantiles con fina tragico o triste me recuerda a los cuentos que me contaba mi abuela, que eran tooodos asi XDD
Por cierto, yo tambien voto por la idea de Usagi de "un relato al mes" ^^
Muy bonito Katsu. Este no lo conocía. Me parece muy buena idea el ir poniéndolos en el blog para que todos podamos conocerlos. Por mi parte yo he puesto en mi blog uno chino, mucho más corto pero mi preferido. En mi opinión maravilloso (lo bueno, si corto, 2 veces bueno :P)
Moitos biquiños y eso, que respaldo la iniciativa :P
Uoh, ese cuento es precioso, cuando era pequeña me lo contaron, pero la versión en q Tarô moría como un perro una vez abierta la caja. La de leyendas q se parecen a esta, es curioso, en la caja de Pandora también es precisamente lo mismo, y siempre las cajas, como el enigma, lo oculto.
Pufff akí los cuentos para niños han sido edulcorados por Disney, muchísimo O__o. En los hermanos Grim en el cuento de la Caperucita, el lobo guisa a la abuela y hace que la niña se la coma .__.U, además de el cuento de la Blancanieves en que finalmente a la bruja malvada le pasan mil cosas y se tira de la torre o algo así quedando descalabrada. Y si repasamos leyendas clásicas de dioses y personajes míticos... son como ese refrán irlandés que dice: "Si un cuento no acaba mal es que aún no se ha acabado".
En fin XD a estas horas desvarío y digo estupideces, pero es cojonudo el cuento.
(Aighash)
¡Qué bien! Me alegro de que os haya gustado el cuento, y ya que la idea ha sido tan bien acogida, puedo prometer y prometo que habrá más, uno al mes tal y como habéis pedido. ^^
Por cierto, no os perdáis los cuentos que han puesto Irisu y Shinnee en sus respectivos blogs, son también muy bonitos.
Aighash, ¡bienvenida! ^_^
JOOOOOOO que bonitoooooooo!!!!! :D me gusta la historia, es una pasada!! ays, cultura japonesa... como la adoro
Precioso este cuento también, realmente los cuentos tradicionales, sean de la cultura que sean suelen ser muy interesantes y profundos, puesto que al fin y al cabo se empleaban para educar a los niños...
Aparte, yo creo que eso del niño nacido del melocotón me suena... O igual era pulgarcita, no se...
Momotaro? (creo que se llamaba así) :D bonito cuento, yo quierooo!
Moraleja: si tienes la oportunidad de rescatar a alguien de una muerte segura, ves con cuidao no acabes librando de la picota a una cabrona que te de las gracias encerrándote durante trescientos años, deje a tu madre morir como una perra y encima te transforme en pajarraco. Y todo por tres días de juerga. Es como si ves que atracan al tipo que te dió el crédito rápido, lo mejor es hacerse el tonto y pasar silbando... ay, qué lecciones morales salen de estos cuentos... :)
No puedo dejar de pensar en el parecido que tiene Taro Urashima con Keitaro Urashima, protagonista masculino del manga Love Hina, que también resulta ser la historia de un buenazo pringao que tampoco "pesca" ni uno, le dan de hostias las mujeres que da gusto, y las tortugas tienen un protagonismo especial.
Nchts, si ej que tó é lo mimmo... XD
Ay que bonito, los cuentos japoneses son preciosos, y sera genial que pongas mas ^___^
ZANTHIA: Si, Momotaro.
EL JOSE: Eh, uno sabe a que se expone cuando suceden cosas asi. Si no la llega a salvar, el Rey Dragon le hubiera maldecido, seguramente.
Uoh! Graciassssh por la bienvenida! Me metido gracias a Shinnee XD, q muy de vez en cuando me paso por su blog (demasiado poco XD debería darle más por saco). En fin, me repasado ya un poco tu blog, y a mi parecer está lleno de detalles curiosos y me encantan los dibujos y tiras cómicas de Marina-chan >__<, un día llegaré a la altura de su betún XD.
P.D.: Gracias por escribir en mi blog T_T, allí te he pedido si podrías poner alguna otra historia y tal a parte de la de Momotarô, puke sí q me gustó mucho, pero seguro q tienes de menos conocidas que también estén bien.
Precioso cuento! Realmente lo he disfrutado mucho. Un trocito de la cultura tradicional japonesa... Sí, sin duda sería genial que pudieses postear más!! También soy un admirador de la cultura japonesa; aunque, por desgracia, mi falta de tiempo y -de forma muy especial- de capacidad me impiden profundizar más en ella. Pero algún día... algún día lograre terminar de estudiarme el hiragana (y tan solo me quedará el katakana y los kanjis para poder empezar a aprender algo. Ya puedo tocarlo...!)
Por cierto! aunque posteo desde Protocolo 7, es la primera vez que lo hago. Hasta ahora ha posteado Aigh. Me gustaría poder escribir comentarios en blogs tan interesantes como este (porque desde luego que lo es!) con más frecuencia. Cuando no necesite de conexiones ajenas para hacerlo... >___<
El único cuento japonés que he leido completo tenía un final igualmente triste. No recuerdo bien, porque hace mucho de ello. Trataba sobre un samurai que, a causa de un juramento absurdo pronunciado tras una horrible pesadilla ("mataré al próximo que pase por esa puerta") se ve obligado a intentar decapitar a su hija. Si lo encuentro por ahí, tratare de mostraroslo.
Muchas gracias por postear en nuestro blog! Siempre resulta muy alentador recibir ánimos, y más aún si proceden de bloggers con sitios como éste.
(Moreloth)
Pues yo estoy de acuerdo con el jose...mejor le habría ido al pescador si hubiera hecho sopa con la tortuga de marras....
Moreloth, ¡bienvenido! Me alegro de que te guste mi humilde blog. Estás en tu casa, pásate cuando quieras y cuando puedas, espero seguir leyéndote a menudo por aquí.
El cuento ese que mencionas no me suena de nada... ¡espero que lo encuentres y puedas mostrárnoslo, que me has picado la curiosidad!
Alberto, yo también pensé lo mismo... ¡haga usted favores para esto! XDDD
Ese cuento lo tengo yo!!!! En uno de mis superlibros maravillosos de cuentos!!! Se llama "El cerezo volador", y cuenta la historia del samurai Inamuraya Taketsura y su hija O Tai
Tengo que mirar si lo encuentro por ahí. De todas formas, a ver si lo escaneo, porque las ilustraciones son una pasada.
Alguien sabe dónde puedo conseguir la historia del cerezo volador???
me enkanta la historia hay la kultura japon eza
!
Que bello, gracias por postear estos cuentos, gracias..
@Bimbollo, el cuento del cerezo volador viene en un libro que se llama "cuentos maravillosos de hoy y de siempre vol.2" o algo similar. En internet está también. A mí me traumatizó cuando era pequeño y ahora lo estoy ilustrando para un trabajo jejeje
Que buenos cuentos tienes en tu blog
agradezco que hayas tebido el de Taro Urashima lo anda buscando muchas gracias
Waaa!! Gracias por publicar estas cosas!! me gustaría seguir leyendfo mas historias de estas, ya que pocas conosco. hay una en particular que me contó un amigo japo. Era una de unos cerezos, en plan que un hombre casado tenia mucha envidia de sus vecinos y que les mataba al perro y quemaba las huertas y de las cenizas nacieron 2 cerezos que el rey(.. o emperador no recuerdo) se enamoro de sus flores y lleno de lujos a esa familia por los cerezos tan bonitos que tenían mientras el vecino (el hombre) vivia triste envidioso y enfadado.
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